José Luis Rodríguez Zapatero remodela su gobierno para hacer frente a la crisis. La gran pregunta es ¿Tendrá suficiente peso el nuevo equipo para agotar la legislatura o nos encaminamos hacia unas elecciones anticipadas?Bajo mi opinión, es muy difícil que Zapatero apure su mandato. Por mucho que se rodee de fieles, fuera de su partido se ha quedado sin amigos y los recientes cambios poco le van a ayudar a reforzar su poder.
La caída de Pedro Solbes es un regalo para el Partido Popular, que ha perseguido su cabeza desde que el ya ex ministro se merendó sin pestañear y en solo hora y media de televisión a Manuel Pizarro, pulverizando el proyecto económico del PP. Sin embargo, apenas un año después, la crisis y el propio cansancio -¿hastío?- de Solbes han obrado el milagro.
Dudo que Elena Salgado pueda medirse de tú a tú con un rival del peso de Cristóbal Montoro. El curtido político va a tenerlo todo a favor: Una crisis que da argumentos en su nombre y una ministra sin la menor experiencia en estas lides.
La elección de Manuel Chaves como vicepresidente tercero y ministro de Cooperación Territorial tampoco augura una mejora en las relaciones entre Estado y las Autonomías. En estos últimos años, Chaves ha usado su poder –que es mucho- para marcar el techo competencial de Catalunya… desde Sevilla. Como consecuencia,
todos los partidos catalanes que en su momento apoyaron al gobierno le dan ahora la espalda, a excepción del PSC y sólo de puertas afuera. Lo extraño es que en lugar de buscar la reconciliación, Zapatero haya optado por asegurarse el granero andaluz, olvidando que
sin Catalunya no estaría en La Moncloa.
Sumen a esto el
monumental cabreo del PNV y díganme de donde piensa sacar este ejecutivo apoyos para tirar adelante su legislatura. ¿Del PP?
Si Rajoy es listo -cosa que no está probada- y su partido se lo permite -sobre lo cual hay dudas razonables- sólo debería sentarse ante la puerta y esperar.