Reconozcámoslo, la intelectualidad no está de moda. Solo hace falta pasearse un rato por TIk TOK para constatar de forma muy gráfica cómo el sexismo, la violencia, la desigualdad (de género, clase social…), el egoísmo extremo y el culto a lo material arrasan entre la gente más joven frente a valores tan básicos como el respeto y la tolerancia.
Este cambio de tendencia debería preocupar a cualquier
demócrata, sea cual sea su ideología. Sin embargo, está teniendo como víctima
principal a la izquierda tradicional, que parece incapaz de ofrecer modelos
atrayentes a una sociedad, la del siglo XXI, en la que apenas se reconoce.
Como demócrata y progresista, mi pregunta es ¿En qué estamos
fallando?
Evidentemente no tengo la respuesta. Pero desde este blog
resucitado intentaremos analizar las causas.
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