Y es que de todos es sabido que Cañete acabó con el mal de las vacas locas zampándose todas las reses. Pues bien, la solución para liquidar el fatídico gen A/H1N1 es sencilla: llevar al orondo ex ministro a México y plantarlo delante de cualquier gorrino que se le ponga a tiro, ya sea en crudo, curado o transformado en manteca colorada.
Créanme, tras el paso de Cañete ya no quedarán cerdos para trasmitir la enfermedad.
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