Una tendencia peligrosa, que debería tener su continuidad
natural en cualquiera de nuestras multinacionales establecidas en Venezuela, si
no fuera porque a Hugo Chávez le ha cogido este asunto más
preocupado en en encomendarse a vírgenes y estampitas que a estar por lo que
hay que estar.
La noticia, como suele suceder en estos casos, se interpreta
de forma diferente desde la
diestra o la siniestra de este país.
Basta echar un vistazo a Twitter para comprobar la alegría
de una parte significativa de nuestra izquierda patria, muchos de cuyos
miembros parecen más bolivarianos que el propio Don Simón y más peronistas que
la misma Evita, por más que dicha actitud moral les lleve a comulgar con personajes
tan impresentables como el farruco Hugo Chávez, la recauchutada Cristina Kirchner
o el impulsivo Evo Morales, al que muchos recordarán por el célebre episodio de patada en los huevos.
Y aunque los noticiarios tradicionales de la derecha aun no
han tenido tiempo de expresar su opinión, intuyo que mañana sus cromañones
habituales llamarán a poco menos que la guerra santa, exhortando al gobierno a
que se deje de mandagas y dé de una vez por todas una buena lección a esa panda
de indígenas de mierda.
Y en medio de este huracán (bueno, decir que el PP está en
medio de la derecha y la izquierda no es más que una expresión, ya me
entienden) ¿Qué tenemos? Un gobierno débil, incompetente y que literalmente no
sabe qué hacer con todos los marrones que se le vienen encima.
Y es que estos tipos no dan ni una. Prometieron estabilizar
los mercados internacionales y ya ven. Vendieron su alma asegurando que no
subirían impuestos y la perdieron a la primera de cambio. Y aseguraron que
afianzarían la imagen de España en el exterior, según ellos tan deteriorada
durante el gobierno socialista, y el resultado el que ahora ya no solo se nos mea Francia o Alemania, sino cualquiera a quien le venga de gusto.
Desengañémonos. Por muy cabronas, imperialistas y tal que
sean nuestras multinacionales, que expropien empresas españolas por el morro en
estos momentos de crisis es una mala noticia para este país. Bastante jodidos
estamos ya. Y es que estas acciones conllevan mermar riqueza en el momento en
que más se necesita, puesto que las medidas del gobierno no van a crearla, sino
todo lo contrario.
La solución a estos problemas no es fácil y pasa por un
esfuerzo diplomático que este gobierno, por prepotencia, altivez o por la
caraja que sus miembros llevan a cuestas, es incapaz de realizar. Mientras,
nada impedirá que mañana o el año que viene, cualquier echao p’alante de
nuestros paises hermanos del cono sur -u otro- expropie la primera empresa española que
se le ponga a tiro para tapar cualquier lío interno o porque se lo pida el
cuerpo.
Otro punto a aclarar es la fijación de estos países con la
madre patria, traducida en hacernos a nosotros lo que jamás se le ocurriría
realizar a otras potencias como EEUU, por ejemplo. Pero explicar los
motivos de este proceder exigirá de un nuevo artículo que espero acabar antes
de que nos sisen de nuevo la cartera.
PD: Forges, con su genio, sólo ha necesitado una viñeta para sintetizar lo que yo he tratado de (mal) explicarles en este ladrillo:
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