En concreto los representantes de CCOO denuncian que los obispos críticos con Losantos no ofrezcan una “alternativa viable y con la misma garantía de resultados que el producto que ahora mismo estamos ofreciendo" e incluso insinúan que despedir a Federico conllevaría una pérdida de ingresos para la iglesia en concepto de aportación voluntaria en la declaración de hacienda de sus fieles: "¿Cómo tenemos que entender eso los que ponemos la cruz en la casilla de la Iglesia?"
¡Caray como ha cambiado el cuento en Comisiones desde el famoso "CE, CE, O, O," de Urdaci! ¡Uno que creía que un sindicalista era rojo y ateo por naturaleza y ahora resulta que si no recitas veinte avemarías ni te admiten!
En fin, ante tan sorprendentes afirmaciones sólo cabe preguntarse: ¿Responde esta actitud a una estrategia basada en la lucha de clases o es que a estos tipos se les ha ido la pinza?
Mejor pensar lo segundo. Entiendo que trabajar en la COPE marque, que tener como jefe a un obispo influya en el carácter y que una exposición prolongada a personajes como Fedeguico o César Vidal afecte a la salud mental. No es raro que quien soporte tal presión, por mucho que se haya forjado en la lucha obrera, se descubra un día quemando fotos de Gallardón, llorando la rotura de España, combatiendo la ira roja y, sobre todo, creyendo que no hay vida -ni negocio- más allá de Fedeguico.
Y es que si descartamos el síndrome de Estocolmo, quizá nos diera por pensar que los devaneos con la derecha de Jose María Fidalgo, secretario general de CCOO, amigo personal de Aznar y activo colaborador de FAES, con curiosas teorías sobre el proceso de paz o la energía nuclear y con tribuna abierta en El Mundo o Libertad Digital son algo más que una anécdota.
¿Recuerdan a Julio Anguita recolectando dinero cual postulante del Domund para pagar una multa al juez prevaricador Gómez de Liaño?
Yo sí, y por eso no me fío.
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