Solo así se entiende que hayan escogido tal nombrecito. Y es que en castellano, u pe dé (UPD, unidad, progreso y democracia) no suena mal.
Pero en la lengua de Molière pedé significa “maricón” así como suena. Ni gay ni homosexual, ni invertido: maricón. Por tanto, las siglas UPD puede interpretarlas cualquier francés como “un maricón”, si lo lee, o “donde maricón” si lo escucha.
Asociar afrancesamiento y mariposonería es una costumbre tan antigua en nuestros machos patriotas que quizá influyó como un reflejo atávico en la elección de nombre. Porque no cabe duda de que la nueva formación, por más que a alguno de sus fundadores a veces se la sude, es muy española. Tanto que supedita la defensa de la bandera a tonterías ya superadas ¿? como izquierdas y derechas. Todo por la patria.
En cuanto a si la aparición del nuevo partido beneficiará más a PP o PSOE ¿Qué quieren que les diga? Al final, una formación que se define como anti lo que sea (antinacionalista en este caso), solo contribuye a generar crispación.
¿Un ejemplo? Den por seguro que la agenda electoral de UPD estará plagada de actos allí donde crean que mejor se pueda montar el pollo con sus “enemigos” nacionalistas. Victimismo y martirología como señas de identidad ¿Les suena?
Y claro que tienen derecho a hablar donde les de la gana pero, volviendo al tema de la entrada ¿acudiría usted a un bar de musculosos “pedés” tipo “gay power” con un discurso homófobo? Asumiría al menos que puede acabar escocido ¿verdad? Y reconocerá que trasgiversar esa amarga experiencia para tratar de convencernos de que todos los homosexuales son violadores ni sería ético, ni veraz, ni convincente.
Pues tiempo al tiempo.
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