Y es que el gran aumento de la prostitución en nuestro país durante los últimos años debería conllevar un crecimiento similar de la demanda. Las mafias encargadas de entrar mujeres ilegales no son ONG’s precisamente, y si persisten en esta práctica tan vil es porque el sexo de pago sigue siendo un negocio que reporta beneficios tan pingues como ajenos al fisco.
En definitiva, que hay muchos más puteros de los que creemos. Ocurre que no se ven, como tampoco se ve el dinero que genera este tráfico cruel e inhumano. Pero que no se vea no implica que no exista, y eso lo saben muy bien no solo los mafiosos sino algunos funcionarios, jueces, magistrados, políticos y asesores varios: El también invisible reino de los corruptos, cuyos súbditos, cuando alguna vez salen a la luz, cada vez aparecen en cargos de mayor responsabilidad.
Por eso me asombra que cuando hace unos días se destapó parte del sumario de la operación malaya, la prensa presentara como prueba de cohecho los regalos que en forma de jamones, noches de hotel o champagne, ofrecía la empresa de Roca
¿De verdad cree alguien que puede comprarse la voluntad de un prestigioso juez, un acomodado notario o un concejal a base de embutidos? Si fuera así hasta yo mismo, podría “untar" a alguien si lo precisara. No. Es el dinero invisible el que obra tales milagros, el que no es pero está, el que tal como llega desaparece y cuya magnitud nos asustaría a todos.
Por eso no nos cuentan las cifras y nos hablan de jamones.
Por cierto, sigo a su disposición para que me remitan cuantos perniles deseen. Les prometo que consideraré estos regalos sólo como una prueba de sincera amistad.
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