Ante todo quiero darles las gracias, pedazo de mamones, por los consejos que hicieron llegar a mis agentes. En efecto, se emborracharon. Y no se descarta algún episodio homosexual. Estos son algunos de los hechos sucedidos durante estos aciagos días. El protagonizado por Paco, habida cuenta de su especial gravedad, se reproducirá en una próxima entrada.
Inspector Mitranda
POVEDILLA (Salamanca) y QUINTANILLA (Barcelona)
Ambos agentes lograron lo que parecía imposible: Un hermanamiento entre Salamanca y Barcelona unidos en el botellón. Jóvenes de una y otra ciudad, a los que muchos han querido enfrentar por culpa de unos papelajos de más de sesenta años de antigüedad se unieron en el objetivo común de aporrear a los cuerpos y fuerzas de seguridad del estado. Esta lúdica actividad, que incluye disciplinas como el lanzamiento de objetos pesados y las carreras en diferentes estilos, logró alejar a los muchachos de la perniciosa bebida y estimuló el espíritu deportivo tan necesario para el desarrollo de las nuevas generaciones de españoles. Mención especial merece el agente Povedilla, quien logró camuflarse con tal habilidad entre el grupo de potenciales bebedores salmantinos que en estos momentos se encuentra a disposición judicial en las dependencias policiales de la capital charra, lugar al que fue trasladado tras ser dado de alta hospitalaria por coma etílico agudo.
CURTIS Y MARIANO (Madrid)
El grupo liderado por en subinspector Mariano, el en que también figuró el agente Curtis, rozó la heroicidad al infiltrarse en la mezquita madrileña de la M-30 portando una ostensible mochila que debía actuar como cebo para ganarse las simpatías de los islamistas. La misión presentó graves contratiempos desde sus inicios. Curtis fue obligado a lavarse siete veces los pies antes de que le fuera permitido franquear el recinto de culto, ante la evidencia de que sus pestilentes pinreles alojaban toda suerte de pelotillas, trozos de calcetín adheridos y una variada colección de hongos, setas y champiñones. La mochila no pasó desapercibida para el imán del templo, cosa imposible por lo demás ya que Mariano se paseó ante sus narices en repetidas ocasiones con la cabeza cubierta por un pasamontañas mientras gritaba a pleno pulmón “Hare Krishna, Hare, Hare...”, haciendo gala de sus conocimientos de la lengua árabe. Poco antes de que llegara al lugar un destacamento de los GEOS y un equipo especializado del frenopático, ambos avisados por el imán, un grupo de fieles neutralizó a Mariano y a Curtis, los cuales ofrecieron una fiera resistencia. En el interior de la bolsa fueron hallados dos bocadillos, uno de chorizo extremeño y otro de jamón serrano, junto a un termo que contenía medio litro de rioja y tres latas de cerveza. El hallazgo soliviantó los ánimos de los musulmanes ahí congregados, quienes consideraron la presencia de alcohol y derivados del cerdo en su recinto sagrado como una profanación solo equiparable a la de las caricaturas de Mahoma. Por fortuna, la rápida intervención de los GEOS evitó una segura masacre. Los efectivos lograron rescatar a los dos agentes, a los que desalojaron embozados en férreas camisas de fuerza. En la actualidad se encuentran retenidos en Guantánamo.
pelotas "
