A la vista de tan sorprendente noticia, cabría preguntarse si su estancia en Kuwait es efecto de su viaje a Afganistán o bien si bien su presencia con nuestros soldados era la excusa perfecta para endilgarse un juergazo de la hostia.
Y es que el muy ladino, haciendo gala del truco más viejo del mundo –“cariño, me ha salido un viaje de trabajo”- ya se ha preocupado muy bien de acudir a las citas sin la parentela. Imagínense el plan. Sin familia, alojado por un emir -¿a quien le importa que sea un dictador?- en un palacio de las mil y una noches, lujo oriental, manjares de ensueño, solícitas huríes que te pueden comer... hasta las uvas ¡joder, qué chollo!
En fin, son deslices que pueden permitirse las familias cristianas. O algunas, al menos, las más ejemplares. El resto, a jodernos y a intentar ser felices por nuestros propios medios, limitados en todo menos en ilusiones.
¡Feliz 2008! (Pueden ampliar la postal haciendo click en ella)
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