sábado, 9 de abril de 2011
Alí Ba-Camps y los 11 ladrones (a los 29 que faltan aun no los han pillado)
La dirección nacional del Partido Popular acepta las listas electorales valencianas en las que figuran 5 imputados y 6 implicados en delitos de corrupción.
Que Valencia es una cueva por la que, al amparo del PP, transitan a su aire diferentes malhechores, es una evidencia que a nadie debería asombrar a estas alturas. Que el Califa Camps tiene pillado por los cojones a Rajoy tampoco. Y que una banda de corruptos organizados tengan capacidad para chantajear a quien tiene todos los números de ser el próximo presidente del gobierno, es como para echarse a temblar.
domingo, 3 de abril de 2011
El ocaso del optimista compulsivo
Zapatero desvela que no será candidato para las elecciones generales de 2012.
Tenemos los optimistas compulsivos la manía de creer que cualquier situación puede ser reversible, por perdida que parezca. Una virtud que se troca en defecto cuando esta obsesión te hace perder la visión de la realidad. Yo lo sé bien pues, al igual que Zapatero, soy un optimista compulsivo. Y sé lo duro que es arrojar la toalla, abrumado por la dinámica de los acontecimientos, tras intentar sacar a flote un proyecto en el que ya nadie cree. Por suerte para todos yo no soy Presidente del gobierno ni tengo especiales responsabilidades para mi comunidad. Zapatero sí y la hostia que se ha dado, y que por ende nos ha dado a todos, es de las que se recordarán durante tiempo.
El Zapatero de esta segunda legislatura, el que ha tenido que bregar con la crisis, ha hecho un daño tremendo a la izquierda. Y no tanto por negarse a ver lo que se le venía encima sino por tratar de expiar sus culpas plegándose con la fe del converso a todos los dictámentes que los verdaderos causantes de la crisis –el FMI, la Banca, los mercados de valores, la empresas de calificación- una vez recuperados del primer golpe, han tenido a bien imponerle.
No se trata ya de humillación, que también. Con estas medidas, un Zapatero con el agua al cuello no ha encontrado otra salida que tratar de convencernos de que no hay más realidad que la que emana de los mercados, ni otras políticas que las ultraliberales, y que, sobre todo cuando las cosas se ponen difíciles, las únicas medidas eficaces son las que, en definitiva, siempre ha aplicado la derecha.
Por suerte no le creemos. Él tampoco creo que comulgue con esas ideas, pero ha pasado por el aro. Por eso es bueno que se marche, y que el PSOE inicie una profunda regeneración. Algo que, viendo los perfiles de los que, al contrario de Zapatero, siguen aferrados a sus cómodas poltronas, se me antoja muy difícil.
Tenemos los optimistas compulsivos la manía de creer que cualquier situación puede ser reversible, por perdida que parezca. Una virtud que se troca en defecto cuando esta obsesión te hace perder la visión de la realidad. Yo lo sé bien pues, al igual que Zapatero, soy un optimista compulsivo. Y sé lo duro que es arrojar la toalla, abrumado por la dinámica de los acontecimientos, tras intentar sacar a flote un proyecto en el que ya nadie cree. Por suerte para todos yo no soy Presidente del gobierno ni tengo especiales responsabilidades para mi comunidad. Zapatero sí y la hostia que se ha dado, y que por ende nos ha dado a todos, es de las que se recordarán durante tiempo.
El Zapatero de esta segunda legislatura, el que ha tenido que bregar con la crisis, ha hecho un daño tremendo a la izquierda. Y no tanto por negarse a ver lo que se le venía encima sino por tratar de expiar sus culpas plegándose con la fe del converso a todos los dictámentes que los verdaderos causantes de la crisis –el FMI, la Banca, los mercados de valores, la empresas de calificación- una vez recuperados del primer golpe, han tenido a bien imponerle.
No se trata ya de humillación, que también. Con estas medidas, un Zapatero con el agua al cuello no ha encontrado otra salida que tratar de convencernos de que no hay más realidad que la que emana de los mercados, ni otras políticas que las ultraliberales, y que, sobre todo cuando las cosas se ponen difíciles, las únicas medidas eficaces son las que, en definitiva, siempre ha aplicado la derecha.
Aquí reside la verdadera perversión del discurso de Zapatero de estos dos últimos dos años. Si le creyéramos, tendríamos que reconocer la ineficacia de las doctrinas socialdemócratas, y, desde luego, su incapacidad manifiesta para resolver problemas reales. Ello equivaldría a rebajar a la izquierda a una ideología de corte idealista e infantiloide, en el mejor de los casos.
Por suerte no le creemos. Él tampoco creo que comulgue con esas ideas, pero ha pasado por el aro. Por eso es bueno que se marche, y que el PSOE inicie una profunda regeneración. Algo que, viendo los perfiles de los que, al contrario de Zapatero, siguen aferrados a sus cómodas poltronas, se me antoja muy difícil.
sábado, 26 de marzo de 2011
Horario de verano
miércoles, 23 de marzo de 2011
Elizabeth Taylor
domingo, 20 de marzo de 2011
NO existen las guerras justas
La ONU autoriza el uso de la fuerza en Libia, tras conseguir el apoyo de sus principales miembros y el aval de la liga árabe.
Que nadie se engañe. Ninguna guerra es justa, tan siquiera esta. Entiéndanme, llegados al punto en que están las cosas en Libia, mejor es intervenir que permitir a Gadafi continuar con su sangrienta huída hacia adelante. Eso sí, abogaría por una operación selectiva, esto es, ahorrar munición concentrando los tomahawks y demás pepinos allá donde se esconda este tipo –¿no tenemos satélites capaces de ver cualquier cosa que se mueva?- y atajar el problema por lo sano. Crean que una solución quirúrgica como la que apunto, por bestia que parezca, ahorrraría tiempo, recursos y sobre todo muchas muertes de inocentes. Quizá por ello sé con certeza que no se aplicará.
Y sin embargo reitero que esta guerra, como todas, no es justa. ¿por qué? Pues muy sencillo: porque si Occidente no hubiera permitido el asentamiento y consolidación de su tiranía, si estos países que ahora atacan Libia no hubieran hecho con Gadafi tantos suculentos negocios –desde energía hasta fabricación de armas- a costa de sus petrodólares y si, en definitiva, se le hubiera parado los pies ante el primero de sus múltiples delirios, jamás se habrían perpetuado los atentados en los que participó, ni se habrían abastecido los grupos terroristas a los que financió ni, por supuesto, el pueblo libio estaría dejando la piel y enterrando muertos a diario para librarse de su dictador.
Occidente es cínico y su opinión pública, además, desmemoriada. Y es que muchos de los que ahora aplauden los ataques sobre Libia son los mismos que se echaron las manos a la cabeza cuando Reagan bombardeó Trípoli y Bengasi en 1986. Desde luego, la decisión de aquel actor de segunda metido a presidente fue una machada teñida de sangre totalmente rechazable, pero que se perpetró, recuerden, para castigar al mismo infame dictador que en estos momentos nos ocupa. Den por seguro que Gadafi no era mejor hace 25 años que ahora.
Por lo demás, soy muy pesimista ante esta ola de revoluciones que parece sacudir al mundo árabe, aunque explicar los motivos me exigirá otro artículo. Mientras lo preparo, me despido con dos preguntas abiertas ¿No les extraña que Arabia Saudí parezca inmunizada ante esta ola de reivindicaciones democráticas? ¿Creen normal que Al Qaeda no haya expresado todavía algún tipo de comunicado posicionándose de una forma u otra ante estos movimientos? Lo dicho, piensen en ello.
Que nadie se engañe. Ninguna guerra es justa, tan siquiera esta. Entiéndanme, llegados al punto en que están las cosas en Libia, mejor es intervenir que permitir a Gadafi continuar con su sangrienta huída hacia adelante. Eso sí, abogaría por una operación selectiva, esto es, ahorrar munición concentrando los tomahawks y demás pepinos allá donde se esconda este tipo –¿no tenemos satélites capaces de ver cualquier cosa que se mueva?- y atajar el problema por lo sano. Crean que una solución quirúrgica como la que apunto, por bestia que parezca, ahorrraría tiempo, recursos y sobre todo muchas muertes de inocentes. Quizá por ello sé con certeza que no se aplicará.
Y sin embargo reitero que esta guerra, como todas, no es justa. ¿por qué? Pues muy sencillo: porque si Occidente no hubiera permitido el asentamiento y consolidación de su tiranía, si estos países que ahora atacan Libia no hubieran hecho con Gadafi tantos suculentos negocios –desde energía hasta fabricación de armas- a costa de sus petrodólares y si, en definitiva, se le hubiera parado los pies ante el primero de sus múltiples delirios, jamás se habrían perpetuado los atentados en los que participó, ni se habrían abastecido los grupos terroristas a los que financió ni, por supuesto, el pueblo libio estaría dejando la piel y enterrando muertos a diario para librarse de su dictador.
Occidente es cínico y su opinión pública, además, desmemoriada. Y es que muchos de los que ahora aplauden los ataques sobre Libia son los mismos que se echaron las manos a la cabeza cuando Reagan bombardeó Trípoli y Bengasi en 1986. Desde luego, la decisión de aquel actor de segunda metido a presidente fue una machada teñida de sangre totalmente rechazable, pero que se perpetró, recuerden, para castigar al mismo infame dictador que en estos momentos nos ocupa. Den por seguro que Gadafi no era mejor hace 25 años que ahora.
Por lo demás, soy muy pesimista ante esta ola de revoluciones que parece sacudir al mundo árabe, aunque explicar los motivos me exigirá otro artículo. Mientras lo preparo, me despido con dos preguntas abiertas ¿No les extraña que Arabia Saudí parezca inmunizada ante esta ola de reivindicaciones democráticas? ¿Creen normal que Al Qaeda no haya expresado todavía algún tipo de comunicado posicionándose de una forma u otra ante estos movimientos? Lo dicho, piensen en ello.
martes, 8 de marzo de 2011
Los sindicatos de AENA y su puta madre
Los sindicatos de AENA convocan 22 días de huelga que coincidirán con los próximos puentes y las principales fechas de salida y llegada de las vacaciones de verano.
Los convocantes de estos paros son perfectamente conscientes del perjuicio que supondrá para la población esta medida. Incluso tienen el morrazo de pedir perdón y comprensión a la opinión pública. Pero el hecho de que busquen de forma deliberada las fechas ñeque más daño pueden hacer a los pobres consumidores, evidencia el desprecio que sienten por todos nosotros. Estos tipos son los primos pobres -¿tontos?- de los controladores pero coinciden con éstos a la hora de presionar utilizando como rehenes al resto de la ciudadanía.
Pues bien. Como la inmensa mayoría de ciudadanos de este país, no trabajo en ningún sector en el que pueda joderlos. Tampoco dispongo de mecanismos para enviarlos a la puta calle, que es lo que se merecen. Pero sí tengo un blog y desde él puedo darme el gustazo, al menos, de cagarme en sus madres, en su padres, en sus familias y en todos sus muertos. O mejor, en ellos mismos.
Que conste que estoy radicalmente en contra de la privatización de AENA. Pero mientras estos tipos intenten hacer valer sus reivindicaciones a costa de fastidiarnos a todos, hasta ahí llega mi comprensión para con su causa.
Que les den.
Los convocantes de estos paros son perfectamente conscientes del perjuicio que supondrá para la población esta medida. Incluso tienen el morrazo de pedir perdón y comprensión a la opinión pública. Pero el hecho de que busquen de forma deliberada las fechas ñeque más daño pueden hacer a los pobres consumidores, evidencia el desprecio que sienten por todos nosotros. Estos tipos son los primos pobres -¿tontos?- de los controladores pero coinciden con éstos a la hora de presionar utilizando como rehenes al resto de la ciudadanía.
Pues bien. Como la inmensa mayoría de ciudadanos de este país, no trabajo en ningún sector en el que pueda joderlos. Tampoco dispongo de mecanismos para enviarlos a la puta calle, que es lo que se merecen. Pero sí tengo un blog y desde él puedo darme el gustazo, al menos, de cagarme en sus madres, en su padres, en sus familias y en todos sus muertos. O mejor, en ellos mismos.
Que conste que estoy radicalmente en contra de la privatización de AENA. Pero mientras estos tipos intenten hacer valer sus reivindicaciones a costa de fastidiarnos a todos, hasta ahí llega mi comprensión para con su causa.
Que les den.
domingo, 6 de marzo de 2011
Reflexiones de un tonto plácido
Estoy contento. A partir de mañana voy a ahorrar un 11% en combustible, me dicen. Tendré que pensar en invertir todo este excedente. En Nueva Rumasa, por ejemplo, cuentan el interés es bastante alto.
En poco tiempo no sé que haré con tanto dinero. Quizá lo ingrese en ING, ese banco cuya central está en Holanda, y del que tan fácil será recuperar la pasta si, Dios no lo quiera, la casa matriz pega un pedo.
En poco tiempo no sé que haré con tanto dinero. Quizá lo ingrese en ING, ese banco cuya central está en Holanda, y del que tan fácil será recuperar la pasta si, Dios no lo quiera, la casa matriz pega un pedo.
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