La unión de varios partidos con ideologías diferentes –cuando no enfrentadas, como es el caso- cuyo único nexo común se resume en desplazar al partido que ha ganado las elecciones, suele degenerar en desastre. Ha sucedido en Galicia, lo vemos en Baleares y -con significativos matices- lo padecemos en Cataluña. Acceder al poder abrazando el oso exige un precio muy alto. Cuestiones éticas al margen, estos pactos antinatura derivan en ejecutivos débiles, hipotecados, maniatados y difícilmente gobernables que tarde o temprano acaban frustrando las expectativas de su propio electorado.
Por ello, aunque entiendo la alegría de los votantes socialistas de Euskadi -la soberbia que está demostrando el PNV ante la presumible pérdida de poder evidencia lo saludable de un cambio en Ajuria Enea- antes de brindar les preguntaría si, caso de darse las condiciones, suscribirían con idéntico entusiasmo el mismo pacto al revés; esto es, un apoyo incondicional del PSE al PP para que este formara gobierno en Euskadi en detrimento del PNV. Si pese a todo dicen que sí -me extrañaría- recuerdo que tal era la tesis que sostenían Nicolás Redondo Terreros, Rosa Díez o Gotzone Mora, hoy fuera del partido por defender eso mismo que se dispone a hacer Patxi López. Curioso ¿verdad?
Reconozcámoslo. En política, pillar cacho a cualquier precio resulta tan tentador que la aritmética acaba prevaleciendo sobre la ideología. Un preclaro ejemplo lo tenemos en los socios de Izquierda Unida en Euskadi. Y es que los chicos de Ezker Batua, tras años y años sustentando al derechista PNV mientras hacían inútiles guiños a la izquierda abertzale, en cuanto se han dado la gran hostia han recuperado de golpe su sentido nacional. De hecho ahora no descartan apoyar a Patxi López. Por si cae alguna migaja, supongo.
En fin, tras dar caña a casi todos –solo he perdonado a EA y a Aralar, a los felicito por sus resultados- llega la hora de mojarse ¿Cuál sería mi propuesta de gobierno para Euskadi? Lo tengo claro: un gobierno del PNV participado por el PSE, con capacidad para mantener en la oposición y bien a raya al PP.
Lamento no ser muy original. De hecho, es la opción que prefieren la mayoría de vascos. Y es que la gente no suele votar con calculadoras. Y cuenta con los dedos.