Uno de ellos podría ser el puro deseo de venganza por el fracaso del proceso de paz, los golpes policiales posteriores y la ilegalización de PCTV y ANV.
Otra interpretación la ofrecía hoy mismo un dirigente del Partido Popular, quien decía que con estos actos ETA intentaba forzar una nueva negociación.
Por mi parte me inclino a pensar en otro motivo, por desgracia más perverso, y que estaría muy ligado al éxito de los socialistas vascos en las pasadas elecciones.
ETA necesita mantener su munición ideológica enfrentando a sus simpatizantes a los supuestos enemigos del pueblo vasco. Con el PP no hay dudas pero en el caso del PSE, sí. No es fácil tratar como verdugos a los de “en mi nombre sí” sin entrar en serias contradicciones. Y eso hace tan peligrosos a los socialistas.
Los atentados tienen un efecto balsámico para ETA, ya que obligan a radicalizar el mensaje del PSOE, acercándolo a los postulados del Partido Popular: Nada de negociación, rendición absoluta "¿En mi nombre? ¡Y una mierda!"
En definitiva, se busca presentar a PP y PSE-PSOE como los mismos perros con distintos collares, vasos comunicantes de un mismo odio hacia Euskalerría y enemigos de todo euskaldún simpatice o no con la banda.
Dudo que ETA obtenga resultados. Socialistas y populares ya hicieron piña en los tiempos de Redondo y Mayor Oreja cuando, alentados por plataformas como Basta Ya o el Foro de Ermua, se empecinaron en demostrar que el enemigo común no eran los terroristas sino el nacionalismo.
Por fortuna, los socialistas supieron salir a tiempo de tan turbio jardín, limpiar su casa –vean como han acabado Rosa Díez o Gotzone Mora – y encontrar un amplio espacio político en Euskadi. Dudo que vuelvan a caer en la trampa.
Sin embargo, ETA los van a exponer a una dolorosísima prueba. Y por ende a todos nosotros.
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