El alcalde de Madrid ha declarado por activa y por pasiva que tanto él como su equipo de gobierno eran ajenos a estas prácticas. Pues bien, aunque resulte difícil imaginar tal grado de candidez, lo cierto es que yo sí les creo.
Verán, si hemos de hacer caso a las informaciones sobre la operación “guateque”, los extorsionadores eran unos malvados funcionarios que se embolsaban ingentes cantidades de dinero chantajeando a comerciantes y empresarios. Por lo visto, los muy ingratos no debían conocer aquello de “o jodemos todos o se rompe la baraja” y mantenían a sus jefes en la inopia mientras se forraban los bolsillos.
¿Puede tolerarse tal desfachatez de unos simples mindundis? ¡No!
¿Cuál es la solución? Se contrata a una empresa privada para este servicio y se negocia lo que haya que negociar entre la misma y -esta vez sí- los altos cargos municipales. Todo son ventajas para el consistorio. Se retorna a la ley natural del tanto por ciento, se evitan unos cuantos funcionarios y, lo mejor, ante cualquier “marrón” el ayuntamiento podrá lavarse las manos y cargar el muerto a una empresa privada.
Son ventajas del outsourcing, oiga. O del aquí paz y después gloria.
Por cierto, la rapiña municipal y la política del sobre no son patrimonio de Madrid. Conozco casos mucho más próximos e imagino que ustedes también.
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