Y es que el niño tiene un polvo, se mire por donde se mire.¿Imaginan a un joven sano desperdiciando los mejores años de su vida en transmitir por escrito al antiguo monje soldado su llanto por la rotura de España? ¿A un repelente niño que en lugar de cubrir su habitación con posters de músicos o bellezas al uso la tapizara con estampitas de Ratzinger, Mayor Oreja o Bush? Para echarlo de casa -a collejas- si fuera hijo mío.
Que Santiaguito arrastra más traumas infantiles que Harry Potter queda patente en sus propios temores, a los que tío Aznar da alivio con la templanza de quien ya ha pasado por tales lides:
“Me dices que califican tu postura de facha. Tú tranquilo”.
Por lo demás, Aznar se dedica durante todo el libro a taladrar sin piedad la frágil sesera del joven español, ofuscando -aún más- la mente de Santiaguito con lindezas como que la izquierda está aliada con el islamismo radical o que el ser español lo impregna todo.
Pobre chaval
Pues bien, siendo dudoso que Jose Mari cuente con Santiago para su próxima obra -a estas alturas se habrá suicidado- deseo enviarle mi propia carta ficticia que podría ser:
Apreciado Sr. Aznar.
Mi nombre es Josep y nací en Mataró. Voto a ERC, estoy casado con un marroquí de nombre Mohamed, no bebo vino y respeto los límites de velocidad. Hasta ahora me creía un tipo normal, un ciudadano cívico, pero tras leer su libro...
¿Qué hago, me entrego en comisaría?
Y es que soy islamista radical al cuadrado (por izquierdista y porque mi pareja es moro), rompo a España con mi sesgo político, destruyo a la familia con mi matrimonio y además soy un “pringao” que ni bebe ni corre. Para colmo nunca miento y soy de los que rectifican errores.
Como es posible que lo mío no tenga arreglo, le dejo con otra carta, esta vez de un joven iraquí. Solo contiene una palabra y aunque no la reproduciré le aseguro que no es nada amable.
[tags]Aznar,libro,cartas,joven,español,santiago[/tags]