Permitan que no me extienda sobre una noticia que habla por sí sola, para centrarme en algunas paradojas observadas a partir de este caso.
La primera es la fuente desde la cual he obtenido el vídeo: Minuto digital, un diario que hace de la xenofobia bandera de identidad. Resulta curioso que mientras la publicación trata este hecho como una “incalificable agresión”, sus foros evidencian que buena parte de su público está, idieológicamente hablando, más cerca del agresor que de la víctima
Si en verdad los responsables de Minuto Digital consideran este acto una brutalidad repudiable -y nada me hace pensar que lo hayan colgado para solaz de sus internautas- deberían plantearse qué tipo de mensajes proyectan en sus lectores, y sobre todo cómo calan éstos en mentes no cultivadas. Igual cambian.
La segunda es la actitud del pasajero que presencia la agresión. ¿Se puede ser más ruín? Vale, el miedo es libre y no todos hemos nacido para héroes pero, por pura ética, nadie debería permanecer impasible ante una agresión tan canalla. En este sentido, el vídeo muestra dos miserias humanas. La del agresor y la del cobarde que mira para otro lado.
Y la última, mi asombro al saber que alguien así esté en libertad con cargos. Uno entiende que tal grado se aplica cuando la libertad del imputado no supone riesgo para la comunidad. ¿Creen que este tipo no es un peligro?
Para finalizar, una última paradoja. Aunque la esencia de esta entrada es condenar la violencia, reconozco que nadie está libre de experimentarla. ¿no lo creen? Les propongo un ejercicio. Piensen por un momento en que la agredida fuera su hija o su hermana y a continuación sean sinceros en sus conclusiones.
[tags]Sergi,Xavier,agresión,racismo,xenofobia,tren[/tags]
ACTUALIZACIÓN: Por suerte, no todo el mundo se comporta igual en los trenes