Lo extraño es que el responsable del despido, "sonseñor" -porque mío no es- Francisco Javier Martínez, sea tan severo cuando se desoye a Cristo y a la vez tan tolerante cuando es la carne quien tienta a uno de los suyos. Aunque sea con niños.
Así se desprende de sus declaraciones cuando, tras verse obligado a suspender a un cura de su congregación por abusos a un menor de 14 años -a quien incluso habían grabado en plena faena- lo justificó y dijo que aquello era una manipulación.
Lo peligroso es que estos datos, si se analizan, pueden llevar a una hipótesis fatal.
Por una parte, sonseñor Martínez tiene en paro técnico a un sacerdote afecto por abusador de menores. Y por otra, el propio arzobispo de Granada acaba de crear una vacante en un colegio que controla para... ¡profesor de educación física!
¡Hostias, qué mal rollo para los alumnos!
Claro que el desvirgue anal quizá forme parte del aprendizaje de los nuevos ultracatólicos. Y es que de curas enculadores están las noticias llenas y a alguno de los más activos, como Marcial Maciel, incluso lo quieren hacer santo.
Esto es lo que quizá no supo entender -o no quiso- Josué Martínez, el profesor despedido del colegio La Inmaculada de Granada: Que a veces, para sentir la llamada de Cristo, hay que saber elegir el “recto” camino para entrar en el sin miramientos... o permitir que otros hombres de fe ejerzan de introductores, claro.
¡Qué asco, de verdad!
pd: Foto de Pilar García Rodero. Pueden ver más imágenes de la autora aquí
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