El anuncio hecho ayer por Zapatero de otorgar 2.500 euros por cada nuevo niño traído al mundo, tuvo como primer efecto un descenso generalizado en las audiencias de todas las cadenas de televisión, a excepción de algunos canales "especiales" de pago.En efecto, ayer fuimos muchos y muchas los que nos acostamos pronto. Entenderán pues que yo tampoco les ofreciera el habitual comentario y comprenderán la sorpresa de mi esposa quien, ajena a los noticiarios, no entendía ese repentino ímpetu mío, materializado en un desmesurado afán por llevarla al lecho mientras, como el
chino cudeiro, gritaba:
“¡Al turronnn!!!”Claro que
querer es una cosa y poder otra bien distinta.
Y
no es que uno sea cliente potencial de Pelé o del Boston Medical group. El alcázar no se rinde. Pero está demostrado que el stress, la contaminación, los malos hábitos alimentarios, el tabaco, el alcohol y el sedentarismo contribuyen de forma determinante a la calidad cada vez más baja de nuestro esperma, según denuncian los expertos.
Así las cosas,
acceder a los 2.500 euros va a ser un arduo trabajo en la que la constancia jugará un papel determinante.
Por tanto, propongo lo siguiente:
Sr Zapatero, no pague sólo por hijo, sino por intento. Unos 60 euros serían suficientes, en principio. Naturalmente, solo computarían
coitos debidamente documentados y ejecutados como dios manda, sin esas guarrerías inútiles donde tanto material de desperdicia. Quien tras acumular los 2.400 euros -40 intentos- aun no se hallase en estado de buena esperanza, debería pasar a un programa de fertilidad financiado por la seguridad Social.
Y a los más perjudicados,
aquellos que preñaron a su pareja al primer o segundo intento, se les podría ofrecer un puesto de trabajo como asistentes activos de reproducción.
Creo que España entera saldría ganando con estos nuevos hábitos.
Este país no solo precisa con urgencia niños, sino habitantes más felices y menos crispados. Y hasta la fecha no se conoce mejor receta.
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