Mis problemas comenzaron hace meses cuando, harto del servicio de Lycos, decidí cambiar mi página a otro servidor. A partir de ese momento se intentó más de una decena de veces trasladar el dominio de la página al nuevo proveedor. Lycos siempre lo denegó. Ante esta situación se decidió esperar a que éste venciera y recomprarlo al momento. Pues bien, ahora que por fin ha expirado el plazo –y han cesado el servicio- tampoco me permiten volverlo a adquirir.
Según he sabido hoy y en virtud a unas cláusulas de esas que jamás lees, podrían aguantar esta situación durante 80 días, salvo que se pacte la recompra preferencial.
Un chantaje puro y duro que tampoco significa el fin de los problemas ya que, aunque accedas, habría que ponerse en contacto con ellos, tarea tan inútil como imposible.
Y es que, para mi sorpresa, he descubierto que Lycos no opera ya desde España, no tiene ningún teléfono de contacto, ni de atención al cliente ni general –prueben a llamar al 91 540 41 00- los e-mails los responde una máquina y los servicios están centralizados en Alemania. Huelga decir que la comunicación es imposible
Así las cosas, solo me quedan dos opciones, intentar recuperar como sea el .com –ya es una cuestión de orgullo- o partir de 0 con el .net y confiar en que lo conseguido en un año y pico de trabajo -más que cualquier ranking me duele por los 300 visitantes nuevos que acudían cada día- pueda recuperarlo en menos tiempo. Por suerte, tengo algo de lo que carecía cuando, hace un año y medio, me inicié en la blogosfera: les tengo a ustedes.
Gracias de nuevo por estar aquí.