He dejado a la terrorista de mi mujer en su trabajo, a mi hija etarra en su colegio etarra y he llegado a Barcelona, bastión de ETA en la etarra Catalunya.. He pelado la hebra con una etarra mientras tomaba mi cortadito y, ya en el trabajo, he saludado a mis compañeros de ETA en una lengua propia de etarras. Tras despachar con mi jefe de comando de ETA, he seguido trabajando hasta la hora del almuerzo, donde me esperaba el grupo de etarras con el que suelo comer los jueves. Les he comentado con extrañeza que acababa de explotar el coche de un etarra a cargo, se supone, de otros etarras
En todo el día me he encontrado un solo español de bien. Igual ya no existen.
Al parecer la especie ha sucumbido cuando el último español que quedaba ha roto el boicot que su propio partido impuso a un grupo de comunicación etarra escribiendo una carta para aclarar que no dijo lo que a todas luces sí dijo.
Y es que este señor, además de muy patriota es un mentiroso patológico. Claro, que a lo mejor soy yo quien lo juzga mal. Como soy de la ETA… de su ETA, claro.
De una ETA virtual que nos incluye a ustedes, a mí, y a cualquiera que no ensalce el discurso neofascista del presidente de honor del Partido Popular. Una ETA llena de ciudadanos de bien que exigen el fin de la ETA real, la de los muertos y la violencia, y que por ello apuesta por el proceso de paz.
Todo ello, para más INRI, tragándonos con estoicismo las calumnias, insultos e imprecaciones de este individuo tan miserable Y es que, a diferencia del eterno aprendiz de brujo, nuestra ETA virtual, pacífica y solidaria, sí soporta convivir con la otra media España.
Aznar no, desde luego.
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