Porque reconocerán conmigo que hay que tener un buen par de pelotas para echarse a la calle en Bagdad armado únicamente con un formulario y un bolígrafo. Y encima parando a la peña para que conteste preguntitas del estilo de: ¿Qué le parece la presencia de tropas extranjeras en su país? ¿Se siente seguro? ¿Y cómo ve el futuro?
Vamos, que si no los mata cualquier Kamikaze, horda chií, suní, terrorista de Al qaeda o ráfaga de fuego amigo, lo lógico es que sean ajusticiados por los propios interpelados. Eso si logran pillar a alguien que decida someterse a una encuesta de forma voluntaria, claro. Imagino que la primera reacción de cualquier persona sensata en un país como Irak será poner pies en polvorosa cuando alguien enfundado en un chaleco antibalas se le acerque solicitando 5 minutos de su tiempo.
¿A ver si al final serán las propias fuerzas de ocupación las que se encargan de las encuestas? ¿Se imaginan? Primero los bombardean y después les pasan un test de satisfacción del servicio.
En fin, esta guerra es un verdadero desastre, una carnicería en la que, no contentos con machacarlos, tenemos el “morro” de ir a preguntarles qué tal se encuentran.
Respecto a las encuestas ¿Saben qué creo? Que se las inventan, que las hacen con el culo. No solo en Irak, que conste. Y si no -je, je- Que se lo pregunten al PP.
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