No es que a uno le quede mucha dignidad pero, con la poquita que aún guardo -¿o es sentido del decoro?- se me hace duro competir contra Mario Amilivia, alcalde PePero de León, quien ha mandado componer todo un castizo pasodoble para glosar su figura. La cosa gravita entre la caspa y la autocomplacencia, con el colchón musical de un organillo a cuyos acordes dudo que haya cabra que se resista. Escúchenlo pues no tiene desperdicio.
Tampoco parece tener demasiados problemas de pudor este candidato a la alcaldía de Fuenlabrada quien, ante el éxito de Albert Ribera, no ha dudado en despelotarse para su campaña electoral. Solo los ruegos de la agencia de comunicación han evitado que Juan Barranco enseñara algo más que esas tetillas fláccidas.
En fin, visto como está el panorama en importantes núcleos urbanos –León, Fuenlabrada- no quiero ni pensar cómo estará el nivel en otro tipo de poblaciones.
Lo voy a tener bastante complicado
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