Hace unos cuantos años, quien esto suscribe compuso con escaso arte y menos repercusión una canción a la que puso el explícito titulo de “Estoy hasta los huevos”.
Era un repaso a la hipocresía, centrada en esos “listos” que tienden a predicar aquello que no suelen hacer, hasta que un día su propio credo se les echa encima y los aplasta.
“Murió por sus ideas, las sufrió en sus propias carnes…”
¡Que tempos aquellos! Uno era más joven, le sobraba pelo, le faltaban kilos y creía ser más radical en sus planteamientos. Pues no.
Hace unos días, conversando con uno de los poquísimos comentaristas de esta página a los que conozco en persona –y desde hace muchos años-, ambos convinimos en que la letra de aquel viejo tema era hoy mucho más actual que cuando se parió.
Y desde luego, esta noticia de la casa de Imma Mayol y Joan Saura serviría para añadirle algunos ripios más.
Claro que quizá sea yo el mal pensado y a la pareja les encante que les ocupen una vivienda que pasa deshabitada la mayor parte del año. O ya hayan hecho planes para alquilarla a coste razonable antes de que entre en vigor el canon que intenta desarrollar su propio gobierno.
Lo dicho, estoy hasta los huevos.
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