Así que expresar una opinión respecto a un tema de actualidad, con el que se puede o no comulgar, va en contra de los valores de marca de Kelme. Reconozcan que es, cuando menos, un curioso ideario.
¿Qué buscan pues? ¿Deportistas iletrados, incultos o directamente idiotas? ¿Harán test de inteligencia para asegurar que el nivel intelectual del candidato no supere unos mínimos? Si es así rogaría claridad en sus anuncios. Por ejemplo, podrían poner a un tipo en calzones tocándose la cabeza y diciendo: ¡“Yo soy tonto”!, al estilo MediaMark.
En fin, mucho nos tememos que lo que ha molestado al señor Clarín es el contenido de las declaraciones de Oleguer, y que éstas solo habrán afectado negativamente a su ideario particular… y Popular, muy Popular.
El asunto no pasaría de anécdota salvo por su fondo perverso: la criminalización por parte de la derecha de cualquier persona pública que no comulgue con su ideario. Y en este caso, Oleguer reúne todos los requisitos para ser demonizado: es catalán, de izquierdas, independentista, de muy buena familia y además culé hasta las cachas.
La reacción aquí no se ha hecho esperar y ya hay foros que piden de forma abierta el boicot a Kelme. A nivel particular, no juzgaré este episodio como la última provocación contra Catalunya. Para mí es mucho peor: se trata de un nuevo atentado al pensamiento de izquierdas, otra muestra del boicot intelectual que pretenden imponernos.
Por cierto ¿Alguien recuerda alguna reacción así ante los comentarios racistas de Luis Aragonés?
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