Las elecciones del 9 de marzo han supuesto una derrota clara del Partido Popular frente al Partido Socialista Obrero Español. Sin embargo, estos resultados no enmascaran una cruda realidad: La derecha sigue creciendo mientras la izquierda retrocede.El gráfico adjunto muestra la pérdida de posiciones de la izquierda en el parlamento español. Un repliegue que se evidencia en dos frentes. El primero nominal, ya que
cede cuatro diputados. Y el segundo cualitativo, ya que
serán menos partidos y, salvo el PSOE que gana y BNG o NBAI que empatan,
peor representados en el congreso.
Las conclusiones, amigos míos, no son buenas. Señalaré dos.
La primera es que
el mensaje crispador, sectáreo y xenófobo del PP no le ha hecho perder ni un solo voto, antes bien al contrario.
La segunda tiene que ver con el voto útil. Y es que mientras la izquierda aparece fragmentada en diferentes partidos, cuyas sensibilidades sociales y/o territoriales hacen inconcebible -por mera higiene democrática- un voto unitario progresista,
el PP Sí aglutina en su seno a la práctica totalidad de la derecha.
Vivimos pues en un
bipartidismo asimétrico que beneficia de forma clara a los Populares, unidos en un férreo bloque en el que todos sus votos son útiles.
Si el PSOE hubiera hecho suyos los votantes de Izquierda Unida no hubiera recibido 2 sino 14 diputados más, asegurando la mayoría absoluta;
los mismos representantes que hubiera obtenido Llamazares con otro sistema de cómputo de votos.
Por tanto, la alternativa es:
O cambiar la Ley Electoral, lo cual sacrificaría a los partidos de ámbito autonómico,
o abrazar sin fisuras un bipartidismo real que evite la dispersión de los electores de izquierda.
Dando por hecho que
lo primero es casi implanteable -y no sé si deseable-
y lo segundo decididamente imposible, me temo que nos quedaremos igual que estábamos.
Eso sí, la Zurra a Rajoy no hay quien se la quite.[tags]bipartidismo asimétrico[/tags]