
La muerte no entiende de pasiones mundanas, le importa un rábano la política, el poder, el dinero y todas esas pequeñas miserias que, bajo nuestro estrecho prisma, a veces nos empeñamos en hacer importantes. La muerte solo se rige por su caprichoso azar y y casi nunca es justa.
Loyola de Palacio solo tenía 56 años.
Descanse en paz.
Pues sí: la muerte siempre anda jugando a los dados. Descanse en paz.
ResponderEliminarAl menos este artículo ha servido para que nos conozcamos.
ResponderEliminarBienvenido a este blog J. Übeda. Enlazo con tu ventanuco.