miércoles, 9 de diciembre de 2009

Mitos y dogmas del problema saharaui

La huelga de hambre de la activista Aminatu Haidar vuelve a poner de actualidad el problema de las antiguas colonias españolas en el norte de África. Un asunto que en ocasiones se aborda con exceso de dogma y escasez de información.

Siempre me ha extrañado el compromiso de buena parte de la izquierda de este país ante el denominado “problema saharahui” y su afán por culpabilizar a España de las desgracias actuales de ese pueblo.

Un sentimiento que alcanza su punto álgido en el lamentable espectáculo de esa legión de artistas haciendo cola –hay mucha más oferta que demanda- para convendernos de su compromiso, darnos la brasa con sus viajes de turismo solidario –por la patilla, of course- o retratarse en el desierto, travestidos en ocasionales tuaregs o huríes. Sin pretender generalizar, conociendo el bagaje intelectual de algunos de los que estos días desfilan por Lanzarote para hacerse la foto junto a Aminatu Haidar, te preguntas si sabrán, no ya qué es el Sahara, sino por donde caerá en el mapa.

El caso es que, por una vez y sin que sirva de precedente, me solidarizo con el gobierno español ante la patata tan caliente que le ha caído encima sin comerlo ni beberlo. Y es que la cuestión saharaui es, bajo mi punto de vista, mucho más un problema de la ONU que de nuestro país. A fin de cuentas, España, hostigada tanto por los marroquíes como por los saharauis del Frente Polisario, no hizo sino abandonar un territorio que nunca tendría que haber ocupado y donde nadie la quería.

Por eso, a quienes acusan a España de dejar desamparados a los saharauis tras su retirada de aquellos territorios,  me gustaría situarlos en 1975 y preguntarles:
¿Qué hubieran creído preferible? ¿Atacar a Marruecos, cargar contra los miembros desarmados de la marcha verde? ¿Para qué? ¿Para defender la soberanía española de unos territorios que nosotros mismos habíamos robado un siglo antes? ¿O para proteger a unos tipos –los saharauis- que no hacían sino combatirnos?

Por suerte no se impuso la solución militar. En aquel 1975 tuvimos la gran fortuna de que Franco chocheara y de que su aparato de gobierno estuviera mas pendiente de acomodar su culo a los inciertos tiempos que se avecinaban, que de rescatar las banderas al viento para lanzarse en gestas imperiales.

Una guerra con Marruecos hubiera sido un desastre humanitario, casi seguro que un fracaso militar y, sobre todo, la excusa perfecta para que nuestros generales intentaran perpetuarse en el poder.

España se retiró del Sahara sin pegar un tiro, lo que es excepción más que norma en la historia de las descolonizaciones. Cierto que no solucionó el problema de aquellos de su antiguos súbditos que no se sienten marroquíes. ¿Hubiera podido hacerlo aquella dictadura agónica? No lo creo y la mejor prueba es que tampoco lo ha logrado la ONU en más de 30 años.

Naturalmente, el terrible poso de todo esto es el drama humanitario de muchos saharauis. Y mi solidaridad va con ellos, como con las víctimas de tantos conflictos olvidados. Pero no responsabilizaría a España de este problema más de lo que lo haría a Francia, Argelia, Marruecos o las propias Naciones Unidas.

Y leyendo algunas declaraciones de Aminatu Haidar, a veces tengo la sensación de que, 34 años más tarde, los saharauis siguen equivocándose de enemigo.

7 comentarios:

  1. Alguno dirá que te estás derechizando, Bernardo, así que vigila. ;-)

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  2. Hola, Flashman

    Como te puedes imaginar, a estas alturas de la película me preocupa bien poco la imagen que proyecte. Eso suponiendo que alguien se preocupara en analizarla.

    EN todo caso, los que deberían sentirse rabiosos cuando les mencionen el tema del Sáhara son los fachones de toda la vida. A pesar de nuestras legiones, de los tabores de regulares, la infantería de marina y, en definitiva, nuestro glorioso ejército, huimos del Sáhara con el rabo entre las piernas, humillados por el moro ladino y expulosados por una panda de desarrapados.

    ¿Como hubiera reacccionado Aznar, si lió la que lió con Perejil? Ese mero pensamiento basta para entender que mi razonamiento no es de derechas, precisamente.

    Yo, como anticolonialista convencido, celebro el día en que abandonamos aquellas posesiones, como tambien ne alegraré el -inevitable- día que por fin cedamos Ceuta y Melilla.

    Espero verlo.

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  3. Su argumentación me vale. Pero no para justificar un "lavado de manos". En aquél momento, desde España se hizo lo que una dictadura agonizante pudo. Es decir, nada. Y por ello, sin criminalizarnos a los españoles, es de justicia reconocer nuestra responsabilidad como estado en lo ocurrido.

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  4. Una dictadura agónica y con menos apoyos internacionales que Marruecos, Gracchus.

    Por eso me sorprende que triunfara el sentido común. Estos regímenes moribundos suelen dar en sus estertores golpes de extrema crueldad. Recuerde el proceso de Burgos e imagine qué hubiera pasado si se hubiera aplicado en el Sahara la misma receta.

    Por eso entiendo nuestro apoyo al pueblo saharaui desde la solidaridad, pero no desde el sentimiento de culpa. Por dos motivos.

    El primero es que para los saharuis siempre fuimos el pais ocupante. Leyendo chorradas como que el sahara era tan español como Cuenca y que sus habitantes así lo asumían -Don RIcardo Dixit- no puedo sino ruborizarme. Nunca nos quisiero y nos atacaron sin cuartel donde más nos dolía. Y les entiendo. Conozco testimonios directos de personas que vivieron esa época como colonos y, tras escuchar sus salvajadas, lo menos que los saharauis podían hacer era odiar a muerte a los españoles. Si quieren algun dia les cuento algunos detalles.

    El segundo es que el Polisario sabía perfectamente que si España se retiraba de aquellos territorios pasarían a manos de Marruecos al momento. Y sin embargo, prefirieron seguir hostigándonos. Para después culparnos. Por eso digo que llevan mucho tiempo equivocándose de enemigos.

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  5. Yo no acabo de entender muy bien la situación de esta activista subsahariana. No acabo de entender tanta presión a España cuando es a Marruecos a quien se tiene que presionar, es ese país quien está dejando de atender los derechos humanos. Entiendo que pida ayuda, pero creo que se tiene que exigir siempre al quien provoca el problema.

    Si Berni, me he vuelto a mudar y esta vez por sus tierras. Las vueltas que da la vida, es lo que tiene enamorarse de un "capgros".

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  6. Hola, Ocaso

    Totalmente de acuerdo contigo.

    La demagogia en este asunto está llegando a tal extremo que puede volverse en contra de los que la provincia. Sobre todo para esa enorme masa de personas que no tienen ni idea de lo que es el problema del Sáhara y tienen que hacerse una idea en base a los acontecimientos recientes.

    Resulta sardónico ver como la izquierda más republicana de este oais quiere dejar este asunto en manos del Rey pasándose por el forro al mismisimo gobierno, petición expresada incluso por 3 premios nóbeles.

    Y no está mal tocarle un poco los huevos a Juancar. Y sin embargo, hasta donde sé, estos mismos tipos -incluidos los nóbel- que acusan gobierno de tibieza y postración ante Marruecos y que piden la mediación real, no han hecho iniciativas de la misma contundencia para presionar a Marruecos ni, muchísimo menos, a su monarca.

    Alguien podría pensar que les da miedo.

    En fin. Y en medio de todo este lío la pobre Haidar, convencida de su lucha -y seguro que no le faltan razones aunque sigo creyendo que se equivoca a la hora de escoger enemigo- como Dios o Alá no lo remedie va a acabar palmándola, sin que a Mohamed VI le tiemble una pestaña.

    EN otro orden de cosas, OCASO, que sepas que me alegro de tenerte por estas tierras. Además, tener un novio de Mataró tiene muchas ventajas. Por ejemplo, Nunca te faltará sombra cuando vayáis a la playa.

    Petons

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  7. En esta ocasión coincido con su opinión.
    El pareado ha sido involuntario.

    Un saludo

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