viernes, 2 de marzo de 2007

Parejas homosexuales y adopción.

monja.jpgSiempre he sido un firme defensor de la libertad de cualquiera a casarse –o no-  con independencia de su inclinación sexual. Sin embargo, el tema de la adopción me abre una serie de interrogantes, agudizados por mi propia condición de padre adoptante. El origen de mis dudas es:

Un niño adoptado, sobre todo si es de una raza diferente a la nuestra, se enfrentará en cuanto tenga conocimiento a varias revelaciones muy traumáticas: que sus papás lo son a nivel legal, peo que no lo parieron, que tiene unos padres y una historia de abandono anterior; que ante el espejo es diferente no solo a sus amigos y compañeros, sino a su propia familia; Y que la sociedad en la que crecerá puede ser muy cruel ante esas diferencias.

Piensen que son cargas durísimas para la mente aún no formada de un niño pequeño, quien las asume con no pocas tensiones. Tanto hay rechazo a su propia condición –consideran una putada ser de otra raza y una lacra el término “adoptado”- como un sobreesfuerzo por demostrarse y demostrar que son iguales a cualquiera. En ese sentido, la familia juega un papel crucial. Pues bien, si a todos estos handicaps sumamos el descubrimiento de que sus padres tampoco son como la mayoría, y que esa diferencia suscita rechazo, cuando no burlas crueles en una parte de nuestra sociedad, realmente el crío necesitará un carácter de hierro para que la suma de todos estos factores no le afecten.

Entendámonos. Sé que unos padres homosexuales querrán tanto a su criatura como el que más. Comparto también su anhelo como pareja de tener un hijo común. Y que los niños corresponderán a todo ese cariño. Pero por desgracia vivimos en un mundo imperfecto, cada vez más intolerante. Y como los únicos derechos que cabe garantizar en una adopción son los del niño, entiendo que, hasta que no evolucionemos un poco, una pareja “standard” resulte menos problemática.

¿La solución? Como siempre una difícil tesitura. O evitamos las adopciones homosexuales por el bien de los niños, lo que supondría un éxito de los intolerantes, o las apoyamos de forma decidida, sabiendo que en este ejercicio reivindicativo los niños tienen muchos puntos de no llevar la mejor parte.

¿ustedes qué opinan?
Pd: Dedico este post a Mercé de “opiniones” en cuya bitácora inicié este tema, y a Patxi, que me animó a escribir sobre un tema que me afecta de manera especial.
[tags]adopción, homosexuales,matrimonio[/tags]

16 comentarios:

  1. He visto que al publicarse mi comentario anterior, las palabras que yo veía cortadas salen bien.

    ResponderEliminar
  2. Bernardo pienso que no es fácil cambiar la mentalidad de mucha gente al respecto, y que es un tema delicado, pero también es cierto que ha habido otros temas delicados, como el divorcio, o el voto de la mujer, que hoy en día los vemos con total normalidad. Pero no por ello debemos dejar de avanzar en derechos.
    PD. Tengo problema para escribir este comentario, me corta las palabras por el margen derecho.

    ResponderEliminar
  3. Si no se empieza alguna vez, nunca habría cambios. Algo parecido ocurrió con la ley del divorcio, y mira, tan ricamente hoy día (entre comillas, un divorcio nunca es agradable para nadie, y menos si hay hijos de por medio). Se debería hacer un esfuerzo de educación para evitar esos comportamientos que describes, pero creas una signatura para ello y te saltan los obispos a la yugular.

    Yo estoy a favor, y creo que, precisamente a sabiendas de ese rechazo iincial que pueden experimentar, el entorno de esos niños todavía les mostrará más cariño y apoyo del habitual. Y eso que ganan.

    ResponderEliminar
  4. A la larga todos lo veremos como lo más normal del mundo. En estos momentos puede que sea algo precipitado, nuestra mentalidad no puede avanzar demasiado rápido (somos personas y, además, españoles), pero no me cabe la menor duda de que llegará a ser algo normal. En cualquier caso, también hay que decir que hay muchas parejas... que miedo da que tengan niños.

    ResponderEliminar
  5. Ya hay niños en las escuelas con dos padres o dos madres y los compañeros ¡lo ven normal! Ya no les extraña, lo han visto desde pequeños. Si alguno dice alguna tonteria es porque se lo ha escuchado en casa. Los molestos són los adultos.

    También era lo peor los hijos de divorciados, de madres solteras, descubrir en la escuela la homosexualidad ... la lista es muy larga.

    Que más da. Al final todos acabamos gritando en algun momento de nuestras vidas: "Papá (o Mamá), te odio" y no será por el genero de nuestros padres.

    ResponderEliminar
  6. Rosita: de la adolescencia aún no hemos hablado. ¡Tiemblo solo de pensar en ello...!
    Creo que todos estamos de acuerdo en una cosa. La adopción por parte de padres homosexuales debería ser un hecho normal. Ya es un buen punto de partida que nos aleja de posiciones conservadoras.
    Desde luego, si todo el mundo pensara como nosotros no habría ningún problema. Pero no es así y el niño acaba siendo receptor de toda esa crueldad.
    Tampoco quiero hacer creer que esa presión se haga insostenible para el chaval, pues no es cierto. La mayoría lo superan sin problemas -no hay más que ver a mi hija- aunque os puedo asegurar que afectan al carácter.
    ¿Hubiera agunatado más contradicciones aún?. Es muy posible que sí, pero me consta que le hubiera significado una barrera más. Y cada una de eellas es dolorosa.
    Y el tema del divorcio, bajo mi punto de vista, se sitúa en un plano diferente.
    pd: Bienvenido a esta bitácora, Jose A.

    ResponderEliminar
  7. Yo, como ya he dicho en el blog de Mèrce, creo que el equilibrio está en la ley. La ley garantiza el derecho de las parejas homosexuales a adoptar, pero lo supedita al interés superior del menor. Siempre se elegirá al mejor adoptante posible para un menor, y eso permite que los cambios sociales se vayan incorporando. Es decir, mientras sea mejor para el menor una pareja heterosexual, tendrá preferencia en la adopción, y cuando la adopción homosexual no suponga una dificultad añadida en el ámbito social, se irá produciendo una mayor paridad. En ese sentido, la estructura legal está bastante bien diseñada.

    ResponderEliminar
  8. Acabamos en el mismo punto, Javier. El motivo de este comentario es precisamente profundizar, en la medida que me lo pemite mi experiencia y la de otros padres, hasta qué punto puede condicionar la condición homosexual de una pareja respeco de otra hetero, de cara a adoptar.

    En el caso de la adopción, de un bebé, por ejemplo, el histórico de la criatura apenas cuenta, ya que de por general no tiene. Por tanto, toda la evaluación recarerá sobre la pareja.

    Por cierto, pareces conocer muy bien este asunto. ¿Trabajas en algo relacionado con estos temas?
    Contesta sólo si lo ves procedente, claro, es mera curiosidad.

    ResponderEliminar
  9. Espinoso tema, amigo Bernardo, aunque creo que en el fondo sólo podemos decantarnos moralmente por la opción que mejor se adecue a proteger la salud psíquica del menor. La libertad de los padres no puede empezar donde acaba la libertad de los hijos. Si con ello me posiciono al lado de aberrantes asociaciones como “familia y vida”, me maldeciré por tales compañeros de viaje pero no variaré mi postura.
    Calibrar el impacto real en el devenir diario del niño, creo que es la piedra angular del problema, y los dos parámetros a considerar para tal estudio son la condición de homosexuales de sus dos “progenitores” y, en menor medida creo, la circunstancia de la adopción. Hasta que madure un poco más la sociedad y las posturas intolerantes sean rechazadas sin siquiera prestarles atención, tendremos que plegarnos a ciertos comportamientos por un bien común muchísimo más importante.

    ResponderEliminar
  10. estoy de acuerdo con flashman hay que empezar alguna vez,aunque tus motivos son claros,contundentes y no faltos de razon,qe me han hecho dudar,yo apoyo firmemente la adopcion de niños por parejas del mismo sexo.
    saludos.

    ResponderEliminar
  11. Me gustaría incluir aqui un punto de reflexión sobre este asunto. Quiero hacer constar de antemano que no albergo ningun tipo de rechazo hacia los homosexuales y no me referiré a si tienen o no derechos.
    El caso es que el camino que parece estar siguiendo la especie humana, desde el punto de vista 'evolutivo', parece llevarnos a un punto en el que no sabremos que somos o de donde venimos. Lo que quiero decir es que, como especie, estamos marcados por unos genes de comportamiento que definen nuestra estructura como tal. El romperla puede ser tanto un signo de nuestra inteligencia superior (esto último en entredicho), como de un signo de decadencia.
    No se, es un tema que me preocupa. ¿Qué pensáis vosotros? ¿Que influencia creeis puede tener este tipo de cosas en la sociedad de nuestros descendientes?

    ResponderEliminar
  12. Pope, creo que avanzamos hacia un mundo de más libertades.
    ¿Antinatura?
    Me parece infinitamente más antinatural el tema de los bebés a la carta que, mucho me temo, es el futuro hacia el que nos encaminamos. Gente que encargue "fabricar" hijos sin relacones sexuales, pudiendo elegir entre una amplia gama de opciones, como si fuera un coche... en nuestro exiguo paraíso occidental, claro. Mientras, millones de niños malviven o se mueren de hambre en el resto del mundo.
    Y conste que soy un firme convencido de que la adopción no es solución para solucionar este problema. Ni deseable -la adopción es el último recurso para aquel niño que fehacientemente no tiene quien le atienda- ni siquiera efectiva.

    ResponderEliminar
  13. Es cierto que acabamos en el mismo punto Bernardo. Pero yo creo que ese es el único punto posible. Claro que la condición homosexual de una pareja puede condicionar la adopción. Pero como todas las demás condiciones de los adoptantes: que formen o no pareja, del tipo que sea, su profesión, su entorno, la familia extensa, el acceso a determinados recursos, el tiempo libre disponible... etc. Por eso la ley debe consagrarse al interés superior del menor.
    A partir de ahí, el criterio a valorar debe ser siempre la idoneidad de cada adoptante en relación con cada adoptando. En el ejemplo que planteas, los bebés, los adoptantes idóneos suelen ser parejas heterosexuales jóvenes con una adecuada red familiar, y en las que al menos uno de los dos miembros, por razones obvias, tiene bastante tiempo disponible o puede tenerlo en el caso de resultar elegido.
    Aunque siempre hay excepciones, y se consideran muchos otros factores.
    Plantear el debate en términos de colectivos; homosexuales, heterosexuales, solteros, casados, abogados, fruteros, gente de ciudad, de campo, altos, bajos, etc, etc, en abstracto, yo creo que es un error, porque da la impresión de que estuviera en juego el derecho del adoptante, y lo que está en juego es el derecho del niño.
    Es decir, la ley dice: todos ustedes tienen derecho a adoptar, sin excepción. Ahora bien, ¿Y en qué orden de prioridad? Pues veamos qué necesita este niño concreto de aquí y quién, de entre todos ustedes, la cubre mejor. Esa es la prioridad.

    Respecto a la pregunta, caliente caliente...

    ResponderEliminar
  14. Caray, Javier, estas palabras me retrotraen a los tiempos en que tuvimos que superar el proceso de idoneidad. Recuerdo sobre todo la visita de la asistente social a casa. Tenía miedo de que se apoyara en las paredes de la habitación que teníamos destinada a la peque porque... ¡la acababa de pintar día y medio antes!
    Por no hablar de las fotos que tuvimos que hacernos con toda la familia vestida como para una boda, a fin de que las autoridaders chinas constataran que éramos una familia amplia y con pinta de pudientes.
    En fín, no quiero que me invada la nostalgia. Tras este debate me siento algo más optimista. Además, como esperemos a que desaparezcan los intransigentes de este planeta podemos eternizarnos. Así que animo a toda pareja consciente de lo que hace a que adopte si es su deseo, sin distinción de tendencias sexuales. Les aseguro que la experiencia compensa.

    ResponderEliminar
  15. Y hasta ahora no había adopciones monoparentales falsas, pues encubrían una adopción homosexual? ¿No es mejor ir con la verdad por delante?

    ResponderEliminar
  16. Hola, Gracchus (caray con el nombrecito) y bienvenido a esta página.
    Naturalmente, hecha la ley hecha la trampa. Ocurre y seguirá ocurriendo. Claro que es mejor ir con la verdad por delante, pero a veces resulta imposible.
    Cuando China permitía las adopciones monoparentales -hasta hace unos meses- muchas de estas adopciones escondían situaciones de homosexualidad. Conozco casos.
    Esto era durísimo para la pareja. EN primer lugar, uno de ellos debe resignarse a "desaparecer" durante todo el proceso.
    El que lleva a cabo la adopción tiene que esforzarse en disimular su situación a sicólogos, jurado e instituciones chinas, lo cual no siempre es fácil. Se de alguna persona a la que le paralizaron el proceso.
    Tan siquiera estuvieron juntos en el momento más decisivo, aquel en el que por fín viajas para hacerte cargo de tu hijo.
    Pues bien, ahora lo tienen peor, pues les han cortado esa vía.

    ResponderEliminar