martes, 12 de diciembre de 2006

Irán organiza un congreso para tratar de demostrar la falsedad del Holocausto durante la II guerra mundial

shoa2.gifEn el evento participan 67 “expertos” de 30 naciones cuya identidad no se ha hecho pública, ya que en una decena de países europeos negar o cuestionarse el holocausto judío es un delito castigado con la cárcel.

Que no hay disciplina más subjetiva que la historia lo demuestra la disparidad de opiniones que suscita cualquier hecho pasado. Nosotros mismos podemos evidenciarlo con las delirantes teorías sobre la guerra civil a o las curiosas interpretaciones de sucesos como el 11-M por parte de “historiadores como César Vidal o Pío Moa. Y, desde luego, una conferencia sobe el pueblo hebreo organizada por Irán no merece demasiada confianza. Aún así…

¿Es lógico que cuestionar un acontecimiento histórico deba ser considerado como delito? La verdad, pienso que no.

Dudo que la mejor forma de desmontar presuntas falsedades sea encarcelar a los que las promulgan, por espurios que sean sus intereses. Resulta más sensato enfrentar la lógica de los hechos a las falacias. Pero cada uno es muy libre de dudar, de buscar interpretaciones alternativas, o de cuestionarse cualquier suceso histórico. A fin de cuentas el pensamiento crítico ha sido el verdadero motor de la humanidad.

Yo mismo podría ser tachado de antisemita por mi propia teoría sobre este episodio de la historia, todo y que no niego el Holocausto.

Pero siempre me ha extrañado que los poderosísimos Lobbys judíos no hicieran nada, a b s o l u t a m e n t e  n a d a, ante las atrocidades que sufrieron sus paisanos en Europa desde los años treinta. Tampoco he acabado de entender cómo no animaron a Estados Unidos a entrar en guerra contra el nazismo pese a su enorme influencia en ese país. Y no me cabe en la cabeza que desconocieran el horror de los campos de concentración pese al testimonio de tantos huidos.

¿se lavaron las manos… o esperaron?.

Porque frente a esta falta de implicación, es curioso  observar cómo, a partir de 1945, el Lobby judío americano despliega de repente todo su poder y logra, en solo 3 años, crear su ansiado Estado sin escatimar en presiones, chantajes y terrorismo.

¿Debería ir a la cárcel por pensar así?

4 comentarios:

  1. Bernardo, creo que es bastante importante no mezclar el tema del Holocausto con el rechazo justificado de las acciones del gobierno de Israel. Ese congreso en Iran no ayuda en absoluto a los palestinos, allí están algunos “historiadores” falsos de la extrema derecha, un grupo de rabinos de alguna secta ortodoxa, y los islamistas que quieren aprovechar políticamente del sufrimiento de los palestinos.

    He estado en Auschwitz, aunque me impresionó más una visita que hice al cementerio judío “nuevo” de Praga. Vas pasando por las filas de tumbas mirando el año de la muerte hasta que llegas al año 1939 – después no hay nada, solo un espacio vació. Creo sinceramente que los que estamos en contra del tratamiento que reciben los palestinos por parte del estado de Israel no pueden asociar eso con el Holocausto. Los millones de muertos no tienen la culpa por la pasividad o maniobras de algunos de sus líderes, desde luego no tienen la culpa por las acciones de un gobierno y un estado que nunca han conocido. Muchos judíos del centro de Europa no pensaron nunca en la creación de un estado propio, y participaban como cualquier otra persona en la política del país donde vivían. Los movimientos socialistas antes de la guerra tenían a muchísimos judíos en sus filas.

    Por supuesto nadie te va a mandar a la cárcel, pero creo que podemos dejar bien claro que las consecuencias tristes de la creación del estado de Israel no significa que no somos capaces de respetar la memoria de los que murieron en el genocidio industrial que era el Holocausto. Utilizarlo para justificar lo que ha pasado después es inaceptable, pero es igualmente inaceptable utilizar lo que ha pasado después para quitar importancia al Holocausto. Lo siento el tono serio de ese comentario, pero con ese tema no me gusta bromear.

    Cambiando de tema, no has dicho nada sobre tu visita a la gran capital de la nación. ¿Quieres decirme que con tanto Toledo (y Chinchon) no has tenido tiempo?

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  2. Hola, Graeme
    En ningún momento he pretendido faltar a la memoria de las víctmias del genocidio nazi.Si si el tono de mi artículo no lo deja claro, lo reafirmo ahora con toda contundencia.

    Aun no he estado en Auschwitz, pero sí he visitado el museo del holocausto en Israel. Aunque, al igual que tu, mi mayor impacto no lo tuve en aquel templo del horror, quizá porque ya iba preparado. Mi mayor impresión la sufrí un par de años antes, en el museo militar de París, junto a Los Inválidos. Y fue ante la inesperada visión - creía que la sala estaba dedicada por completo al período napoleónico- del anónimo traje de un prisionero judío, con su cruz de David mal cosida al pecho. Aquel día lloré.

    No, yo me refiero a otra cosa. Y es que sigo sin entender como los Rockefeller, Rostchill y demás magnates del lobby judío pudieron permanecer impasibles durante casi 15 años, cuando era evidente la tragedia que se cernía sobre los judíos de Europa. Pérdida de derechos elementales, confiscaciones, reclusión en guettos cerrados, pogroms... todo eso empezó a ocurrir mucho antes de la guerra sin que las influyentes élites judías americanas presionaran a su país para evitarlo diplomática o militarmente, una actitud que hoy sería impensable. De hecho, Estados Unidos solo entra en guerra tras el ataque japonés de Pearl Harbour.

    Que solo abrieran los ojos despues de la guerra me es difícil de comprender y que cuando lo hicieron tuvieran tan claras no solo sus pretensiones, sino como llevarlas a cabo y capacidad de presión suficiente para implementarlas induce a la reflexión.

    Pero nada de esto puede empañar el respeto a la memoria de las víctimas ni, desde luego, ofrecer la menor disculpa, justificación o coartada a sus verdugos.

    Lo de los ultraortodoxos de la conferecnia de Irán -hoy quería escribir sobre ello- me parece sencillamente inmoral.

    Respecto a Madird... ¡je, je! Ahí hace falta un buen cambio de timón, querido compañero. Creo que hay espacio político para una formación como la nuestra -ya te incluyo en el partido-. Mi interés por Chinchón, Toledo, Segovia o el Escorial era evaluar si aún quedaba suelo rústico suficiente para... ¡ya sabes habrá que financiarse!.

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  3. Hola Bernardo,

    Creo que los magnates norteamericanos hicieron durante la guerra lo que hacen todos los magnates de todos los países en situaciones parecidas – cuidar sus fortunas. Por cierto, creo que los Rockefeller no son judíos (son de origen alemán) y la familia Rothschild tenía su influencia y poder más en Europa que en EEUU. Que por supuesto no significa que no hay otras familias judías con influencia allí.

    Con eso estamos tocando un punto interesante, porque con el Holocausto había un antes y un después, y el movimiento sionista salió de la guerra con una fuerza que simplemente no tenía antes. Tampoco es muy difícil entenderlo, el argumento de que los judíos no estaban bienvenidos en Europa obviamente puede convencer a más gente cuando hay 6 millones de muertos. Eso de ver a los judíos como un pueblo muy unido es mucho mas una consecuencia del Holocausto y la creación de Israel, antes de la guerra había mucha diversidad – posiblemente tanto como en el mundo cristiano. Y también pienso que el poder del lobby de EEUU es mas un producto de esta situación, aunque no puedo decir que he estudiado mucho el tema.

    Otra cosa, mientras es legitimo preguntar que hicieron los más poderosos de los judíos, no podemos asignarles una responsabilidad especial. Con el Holocausto, y con otros genocidios, son pocos los que pueden decir que han actuado para pararlo. Incluso los países involucrados en la guerra no hicieron algo para parar el transporte de los judíos a los campos. Con el genocidio en Ruanda nadie hizo algo para ayudar a las victimas. Tampoco podemos culpar al mundo musulmán la falta de actividad durante la matanza de Srebrenica.

    En fin, pienso que la existencia del estado de Israel es sobre todo una consecuencia del triste anti-semitismo europeo, combinado con el ya tradicional reparto de tierras después de una guerra.

    Hablando de tierra, me alegro que ya soy miembro de tu partido. Desde luego, no iba a ser fácil encontrar otro uso para 10000 carteles de “Vote for Bernie”, no los puedo vender a Miguel….Miguel… el otro candidato. Que no lo olvides por favor, una buena finca en zona “protegida” si puede ser – para tener buenas vistas y pocos vecinos.

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  4. Los Rockefeller, si la memoria no me falla, son judíos, y bastante ortodoxos en sus usos internos.
    Tienes razón en una cosa. Los grupos de poder ante cada tragedia tratan sobre todo de A) proteger sus bienes y b) sacar tajada ante las oportunidades que estas ocasiones originan.
    Tambien comparto contigo que al pueblo judío hay que entenderlo como una diversidad de razas -sefardíes, askenazis, falashas-, culturas y clases sociales. La propia práctica de la Fe es buena muestra de ello, ya que, lejos de ser uniforme, se conforma en muchísmas corrientes, con postulados incluso contrapuestos entre sí. Eso sin contar que, solo en Israel, más de la mitad de la población se declara agnóstica.
    Lo que siempre les ha unido es la conciencia de su condición judía, la cual les ha permitido sobrevivir durante casi 2000 años de diáspora. Y dado que Dios les giró la espalda ante el genocidio nazi -lo digo sin la menor ironía- muchos esperaron un poco más de solidaridad por parte de los influyentes judíos del otro lado del Atlántico.
    A todas esas víctimas, la creación del Estado de Israel, que quizá ya se cocía en alguna de aquellas mentes antes de terminar la contienda, les importaba un rábano. No tenían conciencia de mártires, ni se sentían israelitas. Eran ciudadanos europeos llevados al exterminio por su condición de judíos.
    Y es que la segunda guerra mundial supuso, amén del horror conocido, un enorme trauma para el judaismo a todos los niveles, incluso en materia de fe: ¿Como pudo Dios permitir esa atrocidad contra el pueblo elegido?.
    Hay una novela muy buena de una autora muy irregular llamada Eliette Abécassis que trata en torno a este tema y que te recomiendo: El oro y la ceniza".

    En fin, voy a dejar de meterme por el momento con los Rockefeller o Rostchild porque luego... ¡a ver quien tiene cara de irles a pedir dinero para financiar nuestro partido!
    Y lo primero es lo primero

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