viernes, 15 de diciembre de 2006

En fin de las corridas de toros en Barcelona: un triunfo del sentido común

Toros_No.jpgBarcelona se quedará sin corridas de toros a partir de 2008, debido a las fuertes pérdidas de la compañía que gestiona este tipo de festejos.

Por lo visto, el empresario Balañá ya se ha cansado de perder una media de 24.000 euros por cada función. Y aquí radica la importancia de esta noticia: 

Las corridas de toros desaparecerán de Barcelona no por decretazo, ni por imposición o presiones políticas, sino pura y llanamente porque la gente “pasa” de ellas.

Si no hay público no hay negocio. Y punto.

Esta lógica, aparentemente simple, es la que hace evolucionar a la sociedad. Tan peligroso es prohibir lo que muchos quieren como mantener a machamartillo lo que casi nadie desea.

Suponemos que el dinero que Balañá se ahorre podrá emplearlo en otros fines. De hecho, se rumorea que es uno de los financiadotes de Ciutadans de Catalunya. Y aunque el empresario lo desmienta de forma categórica, resulta significativo que el último estreno de Boadella verse, curiosamente, sobre la tauromaquia.

Por cierto, que desaparezcan los toros no significará el fin de los cuernos en Catalunya. Conozco cada uno que…

12 comentarios:

  1. Y en el resto del país sucedería otro tanto si las corridas de toros no estuvisen fuertemente subvencionadas por las administraciones públicas.

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  2. Lo siento, Javier, pero desde tu descripción de la plaza cuadrada de Chincón no confío mucho en tu criterio taurino.
    Bromas aparte tienes toda la razón. Y lo más alucinante es que buena parte de esas subvenciones sirven para pagar a los toreros, cuyos "cahés" son astronómicos.

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  3. cataluña siempre ha estado en la vanguardia social,economica y cultural de todos los territorios peninsulares por eso le tanta mania algunos,por envidia.
    enorabona.

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  4. No tan astronómicos. Sólo una élite mediatica cobra cifras de 60.000 €. El resto con llegar a los 12.000 (dos toros) va que chuta y tiene que pagar a la cuadrilla. Conozco alguno que incluso se paga los novillos para poder llegar a ser torero.

    Y de esto se algo, no en vano me toca hacer de tripas corazón y organizar los festejos taurinos de mi ciudad. Paradojas de la vida.

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  5. Anda la hostia, un especialista a ferias y festejos!!!!
    Debo avisar a Graeme. Javier, eres justo lo que necesitamos para dar forma a mi candidatura como alcalde.
    ¡Quedas fichado!

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  6. Acabo de ver tu publicidad. Muchas y sinceras gracias amigo

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  7. No gustándome las corridas de toros, soy de la opinión de que las prohibiciones muchas veces lo único que consiguen es el efecto opuesto. En todo caso y llegado el día que al fin no haya más corridas de toros ¿han pensado que pasará con tan noble animal? Pues que pasará como con el burro: habrá que protegerlo, crear asociaciones que los adopten y, como el burro catalán, pasar a ser figura simbólica creada por un avezado y avispado publicista...
    Saludos.

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  8. Precisamente, querido Juan, esta es la grandeza de la noticia: Los toros no desaparecen en Barcelona por prohibición sino porque cada vez son nmenos las personas que disfrutan viendo como se tortura a un pobre animal.
    Todas las especies están en peligro, incluso la humana. Reconozco que sería una pena que desaparecieran los morlacos. Pero dudo que su supervivencia pase por la perpetuación de su sufrimiento. A buen seguro debe existir otro tipo de medidas.

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  9. Joder macho mucho fuera!

    Supongo que el argumento tan manido de que el toro de lidia es el animal domesticado que disfruta de una vida más placentera; o ese otro que reza ¿quién se hará cargo de los toros si ya no hay corridas?; o uno que a mí, particularmente, me parece demoledor: el toro no está condenado al salir; decía que supongo que esos argumentos no tienen nngún peso -no me atrevo a pensar que comas pollo normalmente porque entonces caerías en una de esas flagrantes contradicciones que tenemos los amigos del desconocimiento-

    El resto quizá sea desconocimiento, el artículo de Arcadi Espada -Aaaah- en EL Mundo de ayer -vade retro! aparta de mi este caliz!- quizá arroje un poco de luz. Aunque es posible que tengas una buena salida...

    Felices Fiestas

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  10. Dos cuestiones, Armando.
    Respecto al artículo de(et) Arcadi (ego), tras una presunta crítica a los Balañá, tan suave como difícil de creer -aducir que la fiesta ha decaído en Barcelona porque los toros son mansos es, cuando menos, arriesgado- se destila una cierta satisfacción por el posible futuro inmobiliario del solar. El problema es que la cosa que no está nada clara, ya que "la Monumental" es un edificio catalogado.
    ¿Le gustaría tener un pisito en la zona?
    Respecto a mis hábitos alimenticios, no solo como pollo, sino cualquier tipo de carne habitual. ¿Supone esto algún tipo de conflicto con mi nulo gusto por la tauromaquia? Estoy convencido de que no. En todo caso, mis contradicciónes en este asunto no van por ahí. Si quieres, te apuntaré un par de razones -el tema es amplio y quizá merexca una entrada-
    Saludos y felices fiestas.

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  11. Me refería a que los pollos sí que sufren y no puede decirse que tengan algo parecido a una vida, ellos son sacrificados en el altar del progreso; el toro -escúchalo, t-o-r-o, a mí es que se me pone la carne de gallina- es sacrificado -vuelvo a repetir, cuando es sacrificado- en el altar de Apolo -quizá me esté propasando, me refiero al dios del arte- y eso, amigo, eso da caché.
    Amén de lo que identitario, cultural, bla, bla, bla que tiene la Fiesta.

    Esta vez he de decir que tu salida no ha sido tan buena.

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  12. La gran contradicción, amigo Armando, consiste en que el ser humano basa su alimentación en una cadena de muerte y sin embargo es incapaz de asumir -y por tanto esconde- el dolor en un un animal que quizá se coma.
    Dicho esto, una cosa es asumir estos sacrificios en pos de nuestra alimentación y otra es el gusto por observar cómo se tortura y se mata a un animal que, por cierto, se enfrenta en total desventaja contra luchadores entrenados para derle muerte y armados de estoques, rejones, banderillas y puntillas.
    Como prueba, las estadísticas entre toros y toreros muertos son más desproporcionadas que las de palestinos e israelíes en el conflicto de Tierra Santa, que ya es mucho decir.
    Ahora, soy contrario a la prohibición de la Fiesta por decreto y solo intervendría las brutalidades que aún se hacen el algunos pueblos, con la excusa de la tradición y con el fín real de que cuatro mozos borrachos demuestresn lo machotes que son a costa de un ser indefenso.
    Me imagino que con los años la gente perderá interés por presenciar como matan animales, de la misma forma que en su día se acabaron las matanzas de esclavos en el circo romano.

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