lunes, 4 de septiembre de 2006

“24” o la banalización de la tortura en las series de ficción americana

24.jpg.jpgNos atreveríamos a asegurar que “24” es la primera serie que muestra la tortura como una herramienta más de trabajo. En diferentes temporadas de este telefilm hemos visto con todo detalle su aplicación sobre prisioneros, ex - agentes, el hijo de un senador o una empleada bajo sospecha.

Huelga decir la carga ideológica que subyace tras estas ficciones. Estados Unidos ya no trata de negar la mayor, esto es, que no tortura a sus prisioneros. Ahora, a través de sus héroes, intenta concienciar al público de que la tortura es algo cotidiano, habitual, lógico y necesario para proteger al país de la amenaza terrorista.

Naturalmente, la visión que muestran de la tortura poco o nada tiene que ver con los tormentos de Torquemada. La víctima es tratada con todo respeto y está asistida por un competente equipo médico que controla con la más alta tecnología los efectos de las drogas y descargas eléctricas aplicadas sobre el torturado.

Es una tortura limpia, aséptica, profesional. No es indolora, claro, tampoco se puede pedir tanto, pero los chicos de Jack Bauer se esfuerzan en que duela lo imprescindible.

Y así, poco a poco, se nos inculca que en la lucha antiterrorista todo vale. Que para conseguir una declaración a un sospechoso renuente a hablar, nada mejor que esos modernos potros gobernados por inquisidores de bata blanca y master en Harvard.

“24” es una serie tan apasionante a nivel de producto televisivo como fascista en su mensaje. Saber discernir ambas vertientes es labor del espectador crítico, espécimen que cada vez abunda menos.

Imagino que a Aznar, cuyo jefe produce la serie a través de Fox, debe encantarle.

2 comentarios:

  1. Este tipo de series ni las veo.
    De las que han emitido últimamente, me enganché a Nip Tuck. Lo mejor que he visto en mucho tiempo. Es la única serie que me ha hecho vibrar. Un poco como Dos metros bajo tierra, o hace más tiempo Doctor en Alaska.

    PD: Ojo por si alguien se escapa un fin de semana a Málaga, Marbella y otros rincones del sur. El malo de Nip Tuck (El escultor) y su hermana aparecieron en el último capítulo de la última temporada huyendo de los quirófanos y las playas de Miami y emborrachándose a base de Sangrías en una piscina de la Costa del Sol. Si es que en esos lares tenemos a lo peor de cada casa.

    ResponderEliminar
  2. Mafiosos, pendencieros, asesinos a sueldo y malandrines de toda clase no son para nada elementos de ficción en la costa del sol. ¿Segruro que era un serial lo que viste?. Haz memoria, quizá se tratara de un documental.

    ResponderEliminar