jueves, 31 de agosto de 2006

La herencia del “hereu”

029D3DMGP1_1.jpgJoan Clos dimitirá como Alcalde de Barcelona tras su designación como Ministro de Industria.

Hay quien definió a Clos como un político tan poco dotado para sus quehaceres como Maragall pero sin la chispa de genialidad y el carisma del ya casi ex-president de la Generalitat. Una pera en dulce, vamos. Lo curioso es que esta visión no solo es compartida por la oposición del ayuntamiento de Barcelona sino por buena parte de la cúpula del Partit dels Socialistes de Catalunya.

Por ello resulta asombroso que este hombre, cuyo mayor logro al frente del consistorio de la Ciudad Condal ha sido recortar, comicio tras comicio, la ventaja que separaba al PSC de la oposición, sea premiado con una cartera ministerial.

Desconocemos su preparación en Industria, aunque la supongamos no muy superior a la de Turismo y nos da miedo pensar qué puede hacer para dinamizar el Comercio, habida cuenta de los resultados económicos del Forum.

Pero sobre todo nos subleva que retiren a un alcalde en pleno ejercicio de sus funciones.

Verán, el alcalde quizá sea la figura política más próxima al ciudadano, aquella en la que se vota a la persona, aún a pesar de las siglas a las que pertenezca. Suplantarlo a mitad de legislatura nos parece sencillamente inmoral.

Su sustituto, Jordi Hereu, ( el primogénito heredero en catalán) es un perfecto desconocido al que, sin que nadie lo haya elegido, los hados han puesto al frente de una de las ciudades más importantes de Europa. Así, por el morro, sin que sepamos si la suerte le ha sonreído por su capacidad de gestión o porque ha sabido “trabajarse” los pasillos mejor que sus competidores, al más puro estilo Montilla.

¡Queremos listas abiertas ya! Al menos en las municipales.

Pd: Lo siento, sabemos que es sesgado, pero no podemos disociar la imagen de Clos de la del personaje de “La aventura del tocador de señoras”, aunque Eduardo Mendoza nunca lo reconocerá.

3 comentarios:

  1. Y yo digo, Bernardo: ¿Acaso vives en Barcelona? ¿Acaso tienes derecho a voto en esta ciudad? Yo creo que Clos no ha sido tan mal alcalde como muchos aseguran. Lo que ocurre es que insultar y ridiculizar a Clos sale gratis. Ya sabemos que a veces sufre deslices en sus discursos y apariciones públicas. Pero su gestión al frente del Ayuntamiento de Barcelona no ha sido tan desastrosa. Siempre se ha criticado que esta ciudad funciona a golpe de grandes acontecimientos, pero en realidad es la fórmula que aplican las grandes capitales de todo el mundo para seguir creciendo. Barcelona no podía quedarse anclada en la época de los Juegos Olímpicos. No digo que el Forum de las Culturas fuera el mejor evento en el que se pudo enfrascar la ciudad, pero en todo caso se celebró. Y más allá del balance económico y del número de visitantes, la transformación del litoral ha sido espectacular. Si no has ido al Forum, te invito a hacerlo. Debajo de la placa fotovoltaica hay una sombra cojonuda para leer el diario.

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  2. Y yo respondo, Abel. ¿Necesito ser ciudadano americano con derecho a voto para criticar la política de Bush?

    Sin contar que mi relación con Barcelona, ciudad en la que nací y viví durante 30 años es, cuando menos, más estrecha.

    De hecho, pertenezco a esa masa que se desplaza cada día desde la periferia a la capital, permaneciendo en la ciudad unas doce horas al día.

    Creo que tengo suficiente conocimiento de causa, en serio.

    De todas formas, el meollo del debate es mi disconformidad absoluta a que se arranque a un alcalde de su puesto, para interés de éste o su partido, y en su lugar se coloque a alguien que no ha votado nadie. El abandono de una alcaldía debería llevar aparejado anuncio de nuevas elecciones.

    Por cierto... ¿Eres de los que piensan que los que acudimos desde fuera de Barcelona deberíamos pagar un imñuesto o peaje por "usar" de ella?. Me gustaría conocer tu opinión y la del resto de "iluminados", ya que este ejemplo es extensivo a cualquier gran capital.

    Saludos

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  3. Ni mucho menos hay que pagar peaje, amigo.
    Luego te escribo, que voy a regar las plantas.

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