jueves, 27 de abril de 2006

El islamista cabreado

Roban al ministro del interior palestino 450.000 dólares que guardaba en la habitación del hotel de Kuwait donde se alojaba.

¿Viviría usted tranquilo si supiera que ha robado a un tipo con esa cara?

Yo no, desde luego.

Sin embrago, cremos que el "caco" no estará especialmente preocupado. ¿Porqué? Muy sencillo.

La ladrona es la mujer de la limpieza del hotel.

No se asombren, es obvio. Mahmud Al Zahar, ministro del Interior de la Autoridad Nacional Palestina y número dos de Hamás debe desplazarse envuelto en unas enormes medidas de seguridad. El hotel donde se aloje estará literalmente tomado por una amplísima escolta. ¿Quien puede atravesar ese muro de protección y deslizarse entre policías, milicianos y militares, sustrayendo el dinero ante sus narices sin levantar sospechas?

La mujer de la limpieza, naturalmente, a la que imagino embozada en un burka que le cubra hasta las cejas y cuyas anchuras permitan alojar de forma temporal el botín. Ya se sabe, según la ley islámica nadie puede obligar a una mujer a desvelar su rostro. Además, seguro que a muchos de esos bigotudos que protegen a su ministro les molestará hasta el roce femenino, por lo que la buena señora habrá podido obrar libre de cacheos o miradas peligrosas.

Me la imagino ahora, cual si fuera Pancho, en una isla tropical, pateándose el dinero mientras los timados no se atreven ni a desvelar las claves del robo pues consideran una vergüenza confesar que una vulgar mujer les ha engañado.

Que te vaya bonito, preciosa.

Y con respecto al señor Zahar un par de consideraciones. ¿Que hace el ministro del interior de un gobierno en BANCARROTA con esa cantidad de dinero en los bolsillos? ¿Lo quería gastar en chuches y souvenirs para la familia? Supongo que sí, ya que no imagino a este férreo islamista dilapilándolo en esos placeres, tan sensuales como impuros para cualquier seguidor de Alá, que ofrece la noche Kuwaití.

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