Aun recuerdo con cariño aquellas tiras satíricas de Jose Luis Martín cuyo protagonista era el mismísimo Dios.
Tuvo suerte el gran humorista, pues si su ingenio le hubiera llevado a parodiar a Mahoma, posiblemente estaría muerto. Como mínimo escondido.
Y su familia, sus hijos...
Lo siento, pero he sido criado en una educación acostumbrada a relativizar todo, a huir de la verdad absoluta y a reirme de cuanto me viene en gana. No creo en Dioses, ni en el más allá. Respeto cualquier opinión o credo -siempre que no se me intente imponer- y no intento convencer a nadie de que mi verdaad es la de todos. Desde mi libertad no tengo más Fé que la que aun deposito en el género humano.
Visto lo visto, cada vez menos.
Lo que más me entristece es que entros nuevos aladides de palabra del Profeta figuren varios grupos palestinos, tal como recoge hoy el diario.
Y es que esta gente demasiados problemas tiene ya en su propia tierra como para ocuparse de las fcreencias de los demás, máxime si quieren imponer las suyas a bombazos.
Doy por hecho que estos grupúsculos representan sólo a una minoría que en nada ayuda a su pueblo. Para bien o para mal Palestina come gracias a esos infieles a los que ahora se amenaza.
Desearía equivocarme, pero estoy convencido que la llegada al poder de Hamás, legítima y democrática, marca sin embargo el inicio de una escalada de horrores en la zona. Como siempre, la población civil será quien acuse en sus propias carnes el horor.
Entre tanto, Irán avanza solito y con paso firme hacia el desastre.
¿Beneficia a alguien esta radicalización?
Sin duda, a aquellos Estados que cada vez se sienten más cargados de argumentos para una intervención militar en la zona, de la que sacar buena tajada. Países a los que, por cierto, la ONU se las trae floja.
¿A quien están haciendo el juego estos ulemas?
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