jueves, 26 de enero de 2006

FUMANDO -cuando me dejan- ESPERO -no se a quien-

O como el tabaco se convierte en una seña de identidad.

Ayer subieron el precio de la cajetilla de Ducados a 2,50 €. Aun no me he repuesto del cabreo cuando leo en el diario que Philip Morris acaba de reducir el precio del Marlboro 40 ctms, situándolo a 2,35€.

En definitiva, que un paquete de nuestro ibérico Ducados, negro como el carbón y espeso cual alquitrán -será por el que lleva incorporado- cuesta ya 0,15 € más que el yanqui y neocolonialista Marlboro.

Estos bailes de precios constatan una evidencia: No existe la menor relación entre el precio de venta de los cigarrillos y su coste real. Solo así se entiende cómo quien siempre ha sido caro y elitista se torne ahora en económico y popular y viceversa.

Como fumador, estoy indignado y este sentimiento va más allá del hecho de sentirme acosado o mal visto -que tambien - estafado -sin duda- y engañado.

Lo peor de todo es que están atentando contra mis señas de identidad.

En el siguiente bloque ampliaré esta rotunda afirmación

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